En la última edición de la revista Childhood Obesity fue publicada una interesante columna de la conocida doctora y bloguera Marion Nestlé. Aunque parezca extraño nos alienta a no circunscribir la alimentación infantil a determinados productos, sino a enseñarles a comer lo mismo que los adultos.
La profesora de la Escuela de Alimentos y Salud Pública de la Universidad de Nueva York tiene un visitado blog “Food Politics” donde comenta distintos aspectos relacionados con una alimentación saludable y el mercado alimentario. Se la conoce por ser la autora de una serie de libros donde analiza el rol del marketing alimentario en el fenómeno de la obesidad.
Alimentación infantil, un invento industrial
En la columna que les comento, la doctora revisa el tema de la obesidad infantil y cómo el acceso a los alimentos resulta fundamental a la hora de generar una estrategia. Entre los puntos que aborda, me llamó la atención aquel relacionado con cómo nos vemos influenciados como padres, por el marketing de la industria alimenticia a la hora de definir qué le damos a comer a nuestros hijos.

Por ejemplo, aquellos que tienen niños en edad preescolar no se imaginan un desayuno infantil sin cereales. Ellos olvidaron que el desayuno tradicional no tenía masas dulces flotando en la leche, sino avena tradicional, de esa que se debía hervir. Otro ejemplo son los nuggets, ahora todos asumen que ese tipo de cosas son propias de niños porque les gustan, pero nadie recuerda que cuando éramos chicos, los papás igual nos daban carne o pollo -que detestábamos- sin tener que disfrazarlos bajo pan rallado bien frito.
Nestlé asegura que “los niños no necesitan alimentación infantil si los adultos que los rodean comen alimentos saludables”. La especialista insta a los adultos a comer sano y cocinar para toda la familia sin discriminación. “Los bebés no necesitan productos infantiles comerciales, ni los niños mayores requieren alimentos fabricados de acuerdo a su edad. Lo que se requiere es que las familias programen menús pensados en todos los habitantes de la casa”.
La docente promueve la comida casera y evitar al máximo comprar productos industrializados. Nos dice que no compremos en el supermercado aquello que nos venden como imprescindible porque siempre habrá una versión casera mucho más nutritiva y barata que la envasada. Estoy totalmente de acuerdo con ello. Los niños y los adultos debemos comer lo mismo: frutas, verduras granos, carnes magras, lácteos descremados, pescado, legumbres. La única diferencia deben ser las porciones, y por supuesto, en el caso de los más bebés, respetar la pauta alimenticia dada por el pediatra.
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