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La doctora Castillo exponiendo sobre los peros del informe |
El pasado 5 de julio me tocó asistir al taller participativo organizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, denominado “Trabajando juntos para el mejor rotulado de alimentos para Chile“. La actividad tuvo como objetivo debatir acerca de la propuesta presentada por el Instituto Nacional de Tecnología de los Alimentos (INTA) al Ministerio de Salud (Minsal) que serviría como insumo para la elaboración del Reglamento de la Ley Súper 8.
Recordemos que el Congreso Nacional aprobó recientemente el proyecto de ley sobre “Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad” (Boletín N° 4921-11) y sólo falta que entre en vigencia la nueva normativa. Cuando esto se haga efectivo -en las próximas semanas, se presume- el Minsal deberá elaborar un reglamento que permitirá materializar las disposiciones de la ley. Ello significa que la norma sin reglamento no puede hacerse operativa.
En los sustancial el reglamento deberá fijar los criterios para identificar un alimento envasado como saludable o no saludable. Por ello, el Minsal solicitó al INTA a mediados del 2011 que diseñara una propuesta técnica que finalmente se concretó a fines de ese año, pero que públicamente se dio a conocer en abril 2012.
En un post anterior entregamos detalles de este informe denominado “Propuesta de criterios y recomendación de límites máximos de nutrientes críticos para la implementación de la Ley de Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad”. En síntesis fija la cantidad de calorías, miligramos de sodio (sal), grasas (saturadas y trans) y azúcares (simples y agregados) que debe contener como máximo una porción de alimentos procesados, considerando una ingesta diaria de 2 mil calorías.
Los peros
Profesionales de la salud, médicos, nutricionistas, estudiantes y representantes de los consumidores se reunieron en el taller al que asistí y donde tomó la palabra la pediatra Cecilia Castillo, quien por años ha estudiado el tema del etiquetado nutricional y que forma parte de la Liga Ciudadana de los Consumidores.
La profesional valoró la propuesta del Inta, pero hizo énfasis en algunos peros que deberían ser considerados. Entre éstos estaban el hecho que la propuesta está pensada en un gasto de 2 mil calorías, sin embargo, depende de la contextura y la edad el consumo de calorías por lo que el estandar elegido no es representativo para toda la población.
Una segunda discrepancia dice relación con las porciones y las categorías de productos. Según la doctora Castillo la propuesta no indica con claridad que se entenderá por porción, lo que hace que la industria alimentaria pueda tergiversar el cálculo para hacer parecer una alimento como saludable, no siéndolo. Lo mismo ocurriría con los parámetros máximos fijados:
- 200 calorías por porción
- 300 milígramos de sodio por porción
- 18 gramos de azúcares totales por porción
- 8 gramos de azúcares simples agregadas por porción
- 3 gramos de grasas saturadas por porción
- 0,3 gramos de grasas trans por porción